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miércoles, 4 de mayo de 2011

y me hundo entonces

Y observo el horizonte, donde no hay nada, nada que yo quiera ni necesite al contrario que tu amor, que un día se convirtió en una necesidad que nunca pensé que carecería. E intento ser fuerte, respirar hondo y cerrar los ojos. ¿Pero a quién voy a engañar? Soy solo restos que quedan de una preciosa historia de amor y magia de la que no puedo sacar partido. Y así de débil estoy, que ya ni puedo refrenar esa lágrima, la primera lágrima, que cae al cerrar los ojos. Ver la oscuridad y buscar tu imagen, tu sonrisa que me alivie, pero no te encuentro. Te perdí, y ahora lloró en mi soledad. Caen, una tras una, otra lágrima cae, y yo siento como me derrumbo y caigo hondo. Más hondo, más, y más. Mirando de derecha a izquierda esperando ver una mano que asoma, tu mano, mi supuesto airbag. Pero se acerca la caída, y va a doler. Intensamente. Pero no solo dolerá, si no que el dolor continuará por la fuerza del golpe, esa fuerza que yo no tengo y que te llevaste junto a mi sonrisa. ¿Dónde estás, amor? ¿Te importaría devolverme todo lo mío que te has llevado contigo?

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